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Un conocimiento clave para cosechar la colza a tiempo
Sebastián Tamashiro | SLT-Fauba
clarin.com
Investigadores de la Fauba encontraron una forma objetiva de determinar el momento
óptimo de cosecha de la oleaginosa. Destacan su potencial de crecimiento.

Crédito
imagen archivo AGROAREA | No forma parte del artículo original
Con una producción de 74 millones de toneladas, el cultivo de colza se
ubica en el top 3 de los rankings mundiales de oleaginosas, tras la palma y la soja. Su
aceite es de buena calidad para la salud humana y su harina es apta para alimentar
animales, entre otros usos. Sin embargo, en la Argentina, el cultivo aún permanece
relegado como alternativa en las rotaciones agrícolas. Una de las razones es que se
pierde rendimiento al desconocer el momento óptimo de cosecha: ante una demora, los
frutos maduran, se abren y las semillas caen al suelo. En este marco, una investigación
de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) estableció una forma objetiva para saber
cuándo es oportuno cosechar los granos del cultivo y evitar que disminuya el rendimiento.
Actualmente, una sola empresa comercializa aceite de colza en la Argentina
llamado aceite de canola, y se lo suele encontrar en las grandes cadenas de
supermercados y en algunas dietéticas. Hubo un boom de producción en los años 90s, pero
después surgieron problemas en el manejo agronómico y en la comercialización, y eso
desalentó a los productores para que lo adoptaran. Uno de esos problemas fue la pérdida
de rendimiento durante la cosecha, explicó Nora Gómez, docente de la cátedra de
Cultivos Industriales de la FAUBA.
La cosecha tiene algunas complicaciones. Cuando el fruto de la colza se seca en la
planta, se abre muy fácilmente al contacto. Eso genera que muchos granos se caigan al
suelo cuando avanza la cosechadora. Por eso nos pareció importante determinar a campo
cuándo es que el grano alcanza la madurez fisiológica su máximo peso seco
para cosecharlo antes de que caiga al suelo por la apertura del fruto. Como en otros
cultivos, ese punto se puede conocer al medir el porcentaje de humedad de los
granos, puntualizó Nora.
La investigación que Gómez y colaboradores publicaron en la revista científica Field
Crops Research estableció que el momento de máximo peso seco de los granos ocurre cuando
su humedad alcanza un valor de entre 45 y 46%. Este resultado representa un gran
avance ya que, hasta el presente, el momento de cosecha se determina a ojo, es
decir, se toman en cuenta aspectos visuales como el color de los frutos o de los granos,
entre otros. Nuestro trabajo brinda información para que los productores decidan
objetivamente cuándo cosechar; además, esa medición se puede hacer en el campo con una
herramienta simple.
El potencial del cultivo
Gómez comentó a Sobre La Tierra las numerosas ventajas nutricionales, comerciales y
productivas de la colza. Entre los cultivos oleaginosos, es de los más saludables
porque tiene un porcentaje bajo de ácidos grasos saturados, directamente relacionados con
el colesterol malo en la sangre. Por otro lado, al comercializar el cultivo
los productores pueden recibir bonificaciones si los granos superan el 43% de aceite. Esto
es muy factible. Por ejemplo, en experimentos que realizamos en la FAUBA obtuvimos
porcentajes mayores al 50%.
En cuanto a aspectos agronómicos, la docente resaltó que la colza es un cultivo de
invierno que se puede cosechar entre noviembre y diciembre antes que el trigo,
lo que permite sembrar posteriormente soja, girasol, sorgo o maíz tardío. Además, está
disponible para ser procesado cuando la industria aceitera está ociosa, dado que el
girasol recién llegaría entre febrero y marzo. El hecho de que no compita con este
aceite, el más importante en la Argentina, es una ventaja considerable.
No obstante, Gómez aclaró que la colza no se llegó a incorporar a las rotaciones
agrícolas en la Argentina, entre otras razones, porque los productores se inclinan más
por cultivos tradicionales de invierno como el trigo o la cebada. Por otra parte, en
nuestro país no hay costumbre de consumir este aceite, lo que sí es habitual en Francia,
Canadá, Alemania y en el Reino Unido.
Con esfuerzos aumentan las posibilidades
Entendemos las dificultades de manejo y comerciales que desalientan a los
productores a la hora de elegir la colza como una alternativa en las rotaciones. Sin
embargo, desde la FAUBA seguimos generando conocimiento para revertir esas situaciones, ya
que estamos convencidos de la potencialidad de esta oleaginosa. En los últimos años
generamos muchos avances, reflexionó Nora.
Asimismo, sostuvo que adaptamos genotipos importados y definimos las fechas de
siembra más adecuadas, desarrollamos exitosamente la siembra de colza en la estación de
verano y, ahora, pudimos determinar de forma objetiva el momento de cosecha. Actualmente,
estamos realizando experimentos para analizar el efecto del estrés térmico y del
sombreado en distintos momentos del ciclo del cultivo.
Esperamos que la industria acompañe la adopción del cultivo con maquinarias
adaptadas para procesar las semillas y les puedan agregar valor en productos como el
aceite o la harina proteica. Esta harina es muy buena para alimentar animales
monogástricos como cerdos y caballos. Incluso, en Chile se la usa en raciones para
salmones. En el mercado mundial también se emplea la colza para producir biodiesel. Sin
dudas, es un cultivo que brinda muchas posibilidades, concluyó.
 
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