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Fertilizantes. Aumenta la tensión para
importar urea, el fertilizante más utilizado en Argentina
Guido D'Angelo y Emilce Terré
lacapital.com.ar
La urea representó el año pasado el 40% del total de los fertilizantes
aplicados en el país, siendo de esta manera el producto más utilizado de su tipo en
Argentina. Si sumamos el resto de los fertilizantes nitrogenados, éstos representan casi
el 56% del total de fertilizantes que se utilizan anualmente en nuestro país. La demanda
de fertilizantes en Argentina se multiplicó por tres en los últimos 20 años, según
datos de Fertilizar. Frente a ello, la producción nacional no da abasto para atender las
necesidades del consumo, especialmente de urea, explicando el aumento de las
importaciones: entre enero y septiembre suman ya más de 1,1 millón de toneladas.
Estos nueve meses de importaciones superan así todo lo importado en 2020, que también
había marcado un récord de compras al exterior. A las crecientes necesidades de
fertilización se les sumó el parate de producción de la planta de Profértil de Bahía
Blanca entre mayo y junio de este año.
Si bien la producción nacional está aumentando considerablemente, la demanda viene
creciendo en un volumen superior, amplificando así la necesidad de importaciones. De esta
manera, cerca del 67% del total de fertilizantes aplicados en el período 2016-2020 en el
país fue de origen importado, una proporción que era del 55% en el anterior quinquenio
2011-2015.
Las crecientes importaciones de fertilizantes en general, y de urea en particular,
encuentran a nuestro país en un contexto internacional muy complejo. El precio promedio
de importación de urea (incluyendo costo, seguro y flete o condición CIF) pasó de u$s
271/tn en septiembre del año pasado a u$s 460 en septiembre de este año, una escalada
del 70% en dólares, muy difícil de absorber ante la relativa pérdida del poder
adquisitivo de la moneda nacional en el ínterin.
Tormenta perfecta de la urea
La urea es el fertilizante nitrogenado más popular del mundo. Su epicentro de producción
y consumo se encuentra en los dos gigantes asiáticos: China e India. En 2019 el 36% de la
producción mundial fue exportada, quedando así el 64% restante para abastecer los
mercados internos de países productores de alimentos.
Un cuarto de la urea del mundo se produce en China, que además de ser un importantísimo
consumidor de este fertilizante, es también el segundo exportador mundial. Severos
controles en el uso de la energía vienen limitando la producción de urea china, lo que
afecta no sólo las exportaciones, sino que arriesga el propio abastecimiento interno.
Con este contexto, el 2021 comenzó con China brindando señales de enfocarse mucho más
hacia atender su demanda interna de urea, colocando a la exportación en un segundo plano.
Consecuentemente, el mercado internacional de urea comenzó el año con escasas
disponibilidades para comercializar, según Ingeniería Fertilizantes (IF). A estas
señales alcistas se les suma el rally de precios internacionales de los commodities
agrícolas, que llegaron a máximos desde 2013.
A partir de marzo comenzó a especularse con las compras de urea por parte de la India, el
principal importador y consumidor mundial. El autoabastecimiento alimentario de la
democracia más grande del mundo es un asunto fundamental para su estabilidad política y
económica. China cumplió históricamente un rol importante en proveer urea a la India.
No obstante, la India se encontró con escasas ofertas y alzas de precios por parte de su
principal proveedor.
Para peor, la progresiva salida de la pandemia viene desatando importantes subas en los
costos del flete marítimo, que llegaron a máximos de 11 años. Como destaca IF, a
mediados de año comenzó a escasear espacio en barcos Handysize, que son utilizados
generalmente para el transporte de fertilizantes, lo que contribuyó aún más al alza de
precios.
No obstante, la reciente baja del Baltic Dry Index, indicador clave de costos para el
transporte a granel, da oxígeno y puede ser un buen indicio para la resolución de los
cuellos de botella logísticos que se vienen dando en la pospandemia.
En los últimos meses, los precios de la energía comenzaron a elevarse, con especial
ímpetu en la Unión Europea, muy dependiente del gas importado desde Rusia. El país de
los zares es el principal exportador mundial de urea, que tiene al gas como su principal
insumo para ser producido. Con los precios del gas hacia arriba, los precios de la urea en
Rusia también se elevaron. En este contexto, esta semana se impusieron cuotas a la
exportación de fertilizantes desde Rusia, en busca de asegurar el abastecimiento interno
para el principal exportador mundial de trigo.
Complicando aún más este panorama, con estos costos energéticos crecientes muchas
plantas de fertilizantes de la Unión Europea están produciendo por debajo de su
capacidad o directamente están cerradas. De esta manera, la demanda de urea en la UE no
logra cubrirse y el bloque europeo está requiriendo crecientes importaciones desde el
norte de África. Consecuentemente, los precios de exportación de la urea producida en
Egipto y Argelia se elevaron fuertemente, con un impacto directo en nuestro país toda vez
que estos dos países son principales proveedores de urea para la Argentina.
La urea es el centro de la relación comercial entre Argentina y Egipto. Cerca del 92% de
las importaciones argentinas desde Egipto consisten en urea. Además, más del 71% de las
importaciones totales de urea provinieron del país de los faraones en lo que va del 2021.
Argelia y Omán completan el podio con el 9,2% y el 7,5% de las importaciones totales,
respectivamente.
Un impacto adicional local en los precios se observa por la bajante del río Paraná. Con
costos logísticos al alza por el bajo nivel del río, se encarece también la urea
importada. En muchos casos ni siquiera llega directamente a los puertos del Up River, sino
que ingresa por los puertos del sur de la provincia de Buenos Aires.
En un contexto de escasez de divisas, este rally de precios no es una buena noticia para
Argentina, considerando que se pagaron hasta ahora más de u$s 467 millones en concepto de
importaciones de urea. Este valor representa un alza de más del 57% respecto a los u$s
296 millones de importaciones de urea en todo 2020. Más aún, como bien destacó Oil
World, estos incrementos de precios podrían desalentar la incorporación de tecnología
en aquellos cultivos que requieran elevadas cantidades de fertilizantes, como el maíz.
Para peor, un menor nivel de fertilización podría implicar además una caída del
rendimiento productivo, limitando aún más la oferta. Si este fenómeno se da a nivel
global, potenciales bajas de la producción agropecuaria podrían profundizar las subas de
precios de los alimentos, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de muchos países.
La tormenta perfecta de la urea condiciona un contexto atravesado por múltiples
variables. Los elevados precios de la energía, las turbulencias en el mercado de fletes
marítimos, la demanda creciente de fertilizantes, políticas de seguridad alimentaria y
aspectos proteccionistas, en un contexto de profunda incertidumbre, no hacen más que
seguir impulsando a alza los precios de la urea.


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