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El INTA lidera el mejoramiento genético
del arroz en el país
elpuntal.com.ar
Si bien el arroz es el tercer cereal más sembrado y el de mayor consumo
humano en el mundo, en Argentina no ocupa el mismo lugar de importancia, ya que
contrariamente a lo que sucede en Asia, se destina un 30 % para el consumo interno y 70 %
para exportación. La producción a nivel nacional se desarrolla bajo cultivos extensivos
en las provincias del litoral, donde los tipos de suelos pesados y la disponibilidad de
agua facilitan el desarrollo de la planta. Desde hace 30 años el Programa de Mejoramiento
Genético de Arroz del INTA Concepción del Uruguay Entre Ríos trabaja para
la obtención de nuevas variedades de arroz en articulación con la Fundación Proarroz y
Universidades Nacionales.
Por iniciativa del ingeniero agrónomo Julio Hirschorn, de la Universidad Nacional de la
Plata, se desarrolló una intensa actividad en el mejoramiento que se continuó hasta la
década del 90, bajo la dirección del entrerriano Juan Marassi.
El arroz es la especie más estudiada no solo por su importancia en Asia, sino
también por ser una planta diploide con genoma pequeño y simple, de hecho, fue la
primera especie cultivada de la cual se describió la secuencia completa del genoma, que
fue publicada en 2001, explicó José Colazo, investigador y miembro del grupo de
Mejoramiento Genético de Arroz del INTA Concepción del Uruguay.
Las variedades utilizadas en los años 90 provenían de los programas de Estados Unidos,
Brasil y Uruguay. Los consumidores de los países importadores de arroz de alto precio, a
los cuales se intentaba exportar, exigían una calidad diferente a la de las variedades
generadas localmente y, por lo tanto, el sistema productivo recurría a variedades de
otras regiones.
En la búsqueda que diera respuesta a esa limitante, los investigadores liberaron el
cultivar DON JUAN INTA PROARROZ, que presentaba una altísima calidad, pero bajo
rendimiento. Luego le siguió CAMBA INTA con los atributos de alto rendimiento, calidad
industrial y culinaria, que además fue el primer cultivar en Latinoamérica producido por
la metodología de cultivo de tejidos.
Con ese lanzamiento, la cadena arroz de la Argentina, logró participar en mercados de
exportación de alto precio y comenzar a destacarse por la calidad industrial y culinaria.
Para Alberto Livore fitomejorador y ex coordinador del Grupo de Mejoramiento
Genético de Arroz del INTA el arroz tipo largo fino es reconocido
mundialmente, el trabajo de un mejorador siempre apunta a los consumidores como
destinatarios finales, y en general, estos prefieren el arroz que se mantiene seco,
suelto, y firme después de la cocción.
A partir del 2005 adoptamos los marcadores moleculares para elegir los individuos
que expresan los genes que regulan esas características, un trabajo de laboratorio que
nos ayudó a identificar atributos de calidad en generaciones tempranas junto con otras
características, en miles de individuos, comentó Livore.
Otro de los aspectos tratados fue el control de la maleza más importante para el cultivo
a nivel mundial: el arroz colorado. El hecho que la maleza más importante
perteneciera a la misma especie que el cultivo comercial, presentaba un dilema insoluble
hasta el momento y un desafío a la imaginación, agregó Livore.
El reto estaba en encontrar un genotipo que fuera específicamente resistente a un
herbicida y que, a su vez, controlara al arroz colorado. Para ello, el equipo comenzó a
explorar en la metodología de inducción de mutaciones, con el apoyo de Alberto Prina,
investigador del Instituto de Genética Edwal Favret del INTA Castelar.
Luego de tres años de tratamientos y selección, el equipo de Concepción del Uruguay,
obtuvo 21 mutaciones potenciales, de los cuales tres eran puntuales en la secuencia que
codifica para la enzima sobre la cual actúan los herbicidas. Nunca habían sido
reportadas en arroz y en 2005 las patentamos, paralelamente lanzamos el primer cultivar de
alto rendimiento, calidad superior, resistente a herbicida para el control del arroz
colorado y otras malezas, que lo llamamos PUITA INTA CL, puntualizó Livore.
Las tecnologías fueron adoptadas por países de Latinoamérica, Europa y Asia. Algunos
han incorporado nuestras variedades como tal y se cultivan extensamente, y otros las han
utilizado como padres en sus programas de mejoramiento, indicó.
También se desarrollaron variedades de ciclo largo con calidad de cocción superior como
ÑU POTY INTA CL, que se planta en Chaco y Formosa, y para siembra temprana fue lanzado el
cultivar MEMBY PORA INTA CL cuya característica distintiva es su resistencia y rápida
tasa de crecimiento a bajas temperaturas.
Le siguieron cuatro variedades especiales, que se siembran bajo convenios de vinculación
tecnológica: INTAMATI, ARBORINTA, KIRA INTA y KOSHIINTA, que tienen como destino nichos
de mercado de alto precio.
Cada una de estas mejoras tanto en los arroces del tipo largo fino como los especiales,
han sido contribuciones que reducen costos, optimizan procesos y maximizan rendimientos.
El equipo resalta que aún les queda un largo camino por recorrer para obtener una
variedad definida con resistencia durable. Al mismo tiempo, responder las demandas de los
consumidores en un mercado cada vez más complejo.


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