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El efecto retenciones se amortigua por el
precio de los granos y las lluvias
|| Favio Ré
clarin.com
El campo argentino es un equipo acostumbrado a jugar en las grandes ligas: es
uno de los mayores productores de alimentos a nivel mundial. Sin embargo, en esta campaña
no salió a la cancha con ese rol protagónico: la suba de retenciones y el temor a que el
Gobierno aplique otras medidas restrictivas, sumadas a la incertidumbre económica
general, constituyen unas reglas de juego que invitan más a planteos defensivos.
Sin embargo, hay algunos refuerzos que llegaron sorpresivamente en las últimas semanas y
constituyeron una brisa a favor para los productores, que despejó algunos de los
nubarrones que avizoraban para el resto de 2020: una cosecha fina que terminó mejor de lo
que se esperaba, un repunte significativo de los precios internacionales y un régimen de
lluvias que ayudó de manera notoria en relación al inicio del verano.
Para Teo Zorraquín, socio de la consultora Zorraquín+Meneses, esta combinación de
factores constituyen un efecto anestesia que ha apaciguado el dolor que
significó el aumento de los derechos de exportación.
El trigo, que hoy está pagando el doble de retenciones, vale más ahora que antes
del incremento. En maíz y soja, los valores también repuntaron. Si uno proyecta el Excel
con estos precios y rindes promedio, en muchas regiones el resultado vuelve a ser
positivo, aunque la renta sigue siendo baja, explica.
Y completa: Una foto que esperábamos desastrosa, va mejorando. De todos modos, es
una película que no genera un modelo atractivo para los inversores que continuarán con
planteos defensivos.
Desde el punto de vista de Zorraquín, bajo el paraguas de esta anestesia hay
que aprovechar para poner en marcha todos los anticuerpos que los productores
han sabido utilizar luego de muchos años de políticas poco convenientes para el agro.
Algunas de sus recomendaciones: ajustar costos improductivos o de bajo retorno, reforzar
la producción por ambientes para ser más eficientes, no tomar créditos en dólares ni
recurrir a los bancos, y sólo endeudarse con canjes para la compra de insumos.
Uno de estos anticuerpos que generó el agro, según el responsable de
investigación y desarrollo a nivel nacional del Movimiento CREA, Federico Bert, fue el de
las ventas anticipadas de trigo, para eludir la suba de las retenciones.
Hubo un nivel de cobertura excepcional. Fue la decisión más fuerte que tomaron la
mayoría de los empresarios y que hoy ayuda a que la situación asome mejor. También
desde CREA relevamos una cantidad de insumos comprada y pagada mayor a otras campañas. No
se cubrieron solo con el precio de los granos sino también con compra de insumos,
resume.
Las encuestas a las empresas CREA revelan, de todos modos, que no hay un panorama
favorable para inversiones relevantes, como en maquinaria o infraestructura. Desde
agosto venimos viendo un escenario con una estrategia defensiva. El hecho de que hayan
vendido a futuro mucho más mercadería que en otros años es una muestra concreta,
insiste Bert.
Y agrega otro posible impacto: sacar la pata del acelerador en lo que se refiere al uso de
tecnología. Todavía no lo estamos viendo; para esta campaña difícil que ocurra,
pero es probable que se vea en la próxima, indica.
En este contexto, Mónica Ortolani, coach ontológica y asesora de empresas
agroindustriales, hace gala de la frase que reza que en toda crisis hay oportunidades. En
la coyuntura actual, por ejemplo, las brindan los precios.
El aumento de las cotizaciones opina se puede aprovechar para repactar
condiciones de compra de insumos. Un productor que tenga maíz, por caso, para pagar una
deuda de 10 mil dólares, si lo vende a la cotización disponible (156 dólares la
tonelada), necesita desprenderse de 64 toneladas.
Suponiendo que esa deuda se actualizara a una tasa del uno por ciento mensual, en abril
crecería a 10.300 dólares: los contratos de maíz a esa fecha valen menos (147
dólares), por lo que necesitaría comerciar 70 toneladas. Vendiendo ahora, el ahorro es
de seis toneladas o de nueve por ciento.
A quien necesita nuevos insumos o anticipar el pago de los que ya compró, incluso
en el caso de deudas, el mercado le está dando la oportunidad. Gran parte de la
rentabilidad y flujos de fondos futuros depende de la ingeniería financiera en la compra
de insumos claves, afirma Ortolani.
Otro ejemplo: el trigo disponible está valuado en 206 dólares, mientras que el futuro a
marzo se ubica en 213. Es un diferencial de 20 por ciento anual, mucho más que
descontar un cheque en pesos y calzarse además en dólar futuro.
En definitiva, su sugerencia es buscar alternativas que aporten una mejor relación
insumo/producto, planteando escenarios con cotizaciones futuras en períodos más
convenientes. Hay que huir del a cosecha, sintetiza.
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