


























AGROAREA ®
©1994-2024 | NIC.AR | Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o
parcial sin la expresa autorización de sus editores. Contenidos del web con deposito de
propiedad intelectual protegida según ley 11.723 de la República Argentina y aplicable
en tribunales Internacionales. AGROAREA es una denominación de origen agro web mundial y
hace valer sus derechos habientes desde 1995 a la fecha.
AGROAREA Redacción y edición
digital: Telefax: 54-11-5368-1696 / Buenos Aires, ARGENTINA.
|

  
INICIANDO EL AÑO ANIVERSARIO DE NUESTRA
FUNDACIÓN



Banco imágenes AGROAREA. No Integra el artículo original
Retroceso: la producción de
girasol cayó de la mano de un menor uso de tecnología
clarin.com
El girasol es un cultivo de verano de gran adaptabilidad, por eso se siembra
desde el sudeste de la región pampeana hasta el noreste argentino. Lamentablemente, en la
campaña 2023/24 su producción total en toneladas tuvo un descenso del 22% y esto, según
un relevamiento de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), se debió,
fundamentalmente, a una caída en el uso de tecnología en la oleaginosa.
"Durante esta campaña, casi todas las variables medidas por el departamento de
investigación y prospectiva experimentaron un descenso, excepto el porcentaje de
variedades de girasol resistentes a herbicidas", indicó la BCBA en su informe ReTAA
(Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada).
El área del cultivo bajó un 16% respecto de la campaña previa, llegando a 1.85 millones
de hectáreas. Y, paralelamente, la utilización de siembra directa descendió 4 puntos
porcentuales, ubicándose en el 71%, A nivel regional, el sur de Córdoba presentó el
valor más alto, mientras que la región del NEA Este tuvo el más bajo. Mientras que la
densidad de siembra disminuyó un 2%, registrando un promedio de 46,1 mil plantas por
hectárea.
Las dosis de fertilización aplicadas para nitrógeno, fósforo y azufre fueron de 19, 11
y 1 kilos por hectárea en promedio, respectivamente, cuando habían sido de 20, 9 y 1
kilos por hectárea en el ciclo anterior.
Por su parte, el porcentaje de superficie en la que se realizaron análisis de suelo
previo a la siembra aumentó 3 puntos porcentuales, pasando del 27% al 30%.
En la campaña 2023/24, el uso de semilla de girasol con tecnología de tolerancia a
herbicidas fue del 82%, un porcentaje mayor al de la campaña anterior, alcanzando un
nuevo máximo. Las tres regiones con mayor proporción de uso de variedades tolerantes a
herbicidas fueron el centro norte de Santa Fe, el sur de La Pampa, sudoeste de Buenos
Aires y el sur de Córdoba. La región del NEA este fue la que menor adopción de esta
tecnología utilizó en proporción, comparada con otras zonas del país.
En tanto, el uso de híbridos alto oleico de girasol alcanzó un 19%, un punto por encima
de la campaña anterior. Sin embargo, los híbridos de tipo convencional continúan
liderando, siempre con valores superiores al 70%, según el ReTAA.
"Estas variaciones en conjunto influyeron en la adopción de niveles tecnológicos en
el cultivo de girasol, con un 29% de adopción de tecnología alta, un 64% de adopción de
tecnología media y un 7% de adopción de tecnología baja", detalló la BCBA.
Esto representa una caída de 4% en el nivel alto comparado con el ciclo anterior. La
campaña actual registró el valor más alto en cuanto a nivel tecnológico bajo en siete
años, remontándose a proporciones similares a las observadas en las campañas 2014/15 y
2016/17, con 9% y 8%, respectivamente.
Desde la campaña 2014/15 en adelante, la mayoría de los productores ha utilizado un
nivel tecnológico medio, lo cual sugiere una tendencia a la estabilidad en esta
categoría, aunque con fluctuaciones en los niveles alto y bajo. "En 2023/24, casi
todas las variables medidas por el departamento de investigación y prospectiva
experimentaron un descenso, salvo el porcentaje de variedades de girasol resistentes a
herbicidas. Esta excepción no fue suficiente para contrarrestar la disminución general
en el nivel tecnológico alto, lo que llevó a un retroceso a valores similares a los del
2017/18", señaló la BCBA.
La caída en el nivel tecnológico alto puede atribuirse a varios factores, como la
reducción en el uso de siembra directa y la disminución en las dosis de fertilización.
"Estas variaciones han afectado la eficiencia y productividad del cultivo de girasol,
subrayando la necesidad de reforzar el apoyo técnico y la adopción de tecnologías
avanzadas para mejorar los rendimientos en futuras campañas", advirtió la entidad.



|