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Historia de superación. El aporte
clave del INTA al desarrollo del arroz argentino
ellitoral.com
Un reciente informe difundido por el Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria (INTA) destacó el rol clave del organismo en el desarrollo del arroz
argentino. A través de su Programa de Mejoramiento Genético, se trabajó durante más de
30 años en la creación de nuevas variedades y el desarrollo de tecnologías para
optimizar la producción del creal en el país.
El arroz es el tercer cereal más sembrado a nivel mundial y el de mayor consumo humano.
En Argentina, el INTA ha llevado adelante el Programa de Mejoramiento Genético de Arroz
desde fines de los años 80, con el objetivo de desarrollar variedades que ofrezcan alto
rendimiento y calidad culinaria e industrial. En aquel entonces, la producción local
dependía en gran medida de genética extranjera que, aunque tenía buen potencial de
rendimiento, presentaba deficiencias en la calidad del grano.
"Esta limitación impedía al arroz argentino competir y acceder a mercados de alto
valor", explicó José Colazo, investigador del INTA Concepción del Uruguay. Una de
las principales problemáticas era el arroz rojo, una maleza difícil de controlar que
afectaba significativamente el rendimiento. Frente a esta situación, el programa
desarrolló variedades con resistencia a herbicidas y una excelente calidad de grano, lo
que permitió diferenciar al arroz argentino a nivel mundial.
Variedades desarrolladas
Desde 2004, el INTA ha registrado seis variedades de arroz tipo grano largo fino: Camba
INTA PROARROZ, Puita INTA CL, Guri INTA CL, Ñu Poty INTA CL, Memy Pora y Angiru INTA CL.
Además, la institución desarrolló la variedad doble Carolina, Kira INTA, y actualmente
se encuentra en proceso de registro de nuevos cultivares como INTAMati (aromático),
ArborINTA (arborio) y KoshINTA (para sushi).
Una de las mayores innovaciones fue la tecnología Clearfield, desarrollada para controlar
el arroz rojo. Esta tecnología, implementada por el INTA, ha trascendido las fronteras
del país y ahora es utilizada en los principales programas de mejoramiento de arroz en
América Latina. "Clearfield es una herramienta clave para el control de malezas en
los sistemas de producción de arroz", destacó Colazo.
Impacto económico del programa
Un estudio realizado por la Universidad de Arkansas, Estados Unidos, midió el impacto de
las variedades desarrolladas por el INTA en el sector arrocero. El informe concluyó que
el programa de mejoramiento genético generó una ganancia promedio de 59 kilos por
hectárea al año en rendimiento agrícola, lo que se tradujo en un impacto económico de
US$ 1926 millones en la región. "El impacto económico es significativo si las
variedades son aceptadas y adoptadas por los agricultores", afirmó Álvaro Durand,
profesor de economía agrícola en la Universidad de Arkansas.
El estudio también reveló que, entre 2007 y 2023, el impacto económico total del
programa alcanzó los US$ 2069 millones. En ese periodo, la ganancia de producción
atribuida al programa fue de 5,94 millones de toneladas de arroz en cáscara, consolidando
al INTA como un actor clave en la economía arrocera argentina.
Metodologías de selección
El desarrollo de cultivares de arroz es un proceso que puede tardar hasta 10 años debido
a las numerosas etapas de selección y evaluación. Para acortar estos tiempos, el INTA ha
incorporado nuevas metodologías, como la visión computacional, que permite caracterizar
con mayor precisión los materiales genéticos. Además, se emplean bioensayos para
evaluar rápidamente la respuesta de los genotipos a diferentes condiciones, como las
bajas temperaturas y la tolerancia a herbicidas.
Otra innovación clave es la selección asistida por marcadores moleculares, que permite
identificar características deseables en etapas tempranas del proceso de mejoramiento.
"Recientemente, comenzamos a trabajar con edición génica, una técnica que nos
permitirá desarrollar cultivares con características específicas de manera más
eficiente", comentó Mariano Durand, investigador del INTA.
Desafíos y últimos desarrollos
El programa de mejoramiento del INTA ha enfocado sus esfuerzos en la creación de
materiales resistentes al patógeno Pyricularia oryzae, que provoca el quemado del arroz.
Actualmente, el equipo se encuentra en la fase final de evaluación de una línea llamada
Cr 1329, que combina alta productividad, calidad de grano y resistencia al patógeno.
Además, el INTA trabaja en la incorporación de nuevas fuentes de resistencia a
herbicidas, como la tecnología Provisia, desarrollada por BASF, y la tecnología SUR-15,
creada por el propio INTA. Estas innovaciones se sumarán al sistema de producción para
ofrecer a los productores herramientas clave que mejoren el manejo del cultivo de arroz y
contribuyan a la sostenibilidad del sistema productivo.
En 2022, el INTA inscribió el cultivar Angiru INTA CL, reconocido por su alto rendimiento
y calidad industrial, que estará disponible para los productores en la campaña
2024/2025.



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