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Opinión: de los tractorazos
europeos a la trazabilidad, los desafíos de la agricultura en América Latina
Marisa Siboldi
lanacion.com.ar
¿Cómo llegaron tractores, estandartes productivos del campo, a las calles y
autopistas de ciudades europeas como Roma, Valencia, Madrid, Bruselas y París? La
respuesta es la movilización del sector agrícola europeo protestando por la competencia
internacional.
El problema, según los productores, es que hay una gran exigencia ambiental sobre ellos,
mientras existe un escaso control sobre la producción de países sudamericanos. De esta
manera, los ruralistas dejaron en claro su oposición a un acuerdo de libre comercio entre
la Unión Europea (UE) y el Mercosur. Y ahí se suman los activistas ambientales, que
critican la idea de dejar ingresar al continente alimentos producidos sin
control. De esta forma, lo que comenzó con tractores en las ciudades, terminó con
la intervención del presidente de Francia Macron para conseguir la paralización de las
negociaciones del acuerdo entre la UE y el Mercosur por el comercio.
El accionar de Francia revela cómo Europa intenta sobrellevar las presiones internas
relacionadas con la producción sostenible. Es de esperar entonces que los países cada
vez demanden más información sobre las cadenas de suministros. De hecho, la UE ya ejerce
restricciones impositivas sobre bienes que tienen un exceso de carbono e impone controles
al ingreso de productos provenientes de campos deforestados o de campos con degradación
forestal. La gran pregunta que recae en la América Latina productiva es cómo reaccionar
frente a este cambio de paradigma.
El sector productivo argentino está comenzando a tomar medidas en términos de
transparencia sobre cómo se produce lo que ofrece. Han comenzado a ofertarse herramientas
digitales que permiten simplificar el proceso de obtención de información y trazabilidad
de buenas prácticas y condiciones; ejemplos: Quebrachal es una herramienta de
inteligencia artificial (IA) que brinda información geográfica sobre un determinado
territorio, analizar si ha sido deforestado, si es un humedal, validar el informe y
comprobar si cumple la normativa internacional; BovinApp es una nueva herramienta digital
que permite monitorear los parámetros nutricionales de los animales, la performance de
engorde, facilitar el cálculo de emisiones de carbono y hacer ajustes; Ucrop.it, por su
parte, es una plataforma permite el registro de todas las actividades productivas desde el
campo, incluyendo métricas respecto de la huella de carbono.
En paralelo, son cada vez más los países latinoamericanos que comenzaron a retrabajar en
la regulación de sus sectores agrícolas, ganaderos y forestales. Tanto México, como
Colombia y Chile impulsan la sostenibilidad y transparencia en dichas áreas con el fin de
incentivar buenas prácticas que afecten positivamente el bienestar y desarrollo de las
comunidades, las oportunidades de negocio de productores y exportadores y las condiciones
de biodiversidad de regiones que incluyen sectores casi vírgenes. De a poco, los
diferentes países comienzan a implementar medidas y generar políticas que muestran que
la producción sustentable no es solamente como una forma de cuidar al planeta, sino parte
integral de un planeamiento estratégico.
Sin embargo, si bien la presión externa apuró a América Latina, la región continúa
teniendo innumerables desafíos por delante. Mientras que Europa, América del Norte y
Asia ganan terreno en materia de ESG, América Latina se muestra todavía rezagada. ESG o
ASG en español, refiere al conjunto de regulaciones corporativas que cuidan el
comportamiento ambiental, social y de gobierno cuyo objetivo es fomentar la sostenibilidad
y transparencia. ¿Qué las vuelve tan importantes? Lo hemos visto, son cada día más
relevantes para mejorar la competitividad, pero también fundamentales para conseguir
inversiones. En suma, permiten crecer y generar valor.
La región, además de tener escasa información sobre ESG, no cuenta con la oferta
suficiente de tecnología necesaria para garantizar buenas prácticas, tiene explotación
precaria y ausencia de políticas de promoción de acuerdo a objetivos. De a poco el mundo
orienta sus negocios y sistemas productivos hacia la sustentabilidad y América Latina
corre riesgo, no solo de no lograr atraer inversiones extranjeras, sino también de ver
sus productos frenados en el exterior.
Si hay algo que el panorama mundial deja en claro es que el sector agrícola
latinoamericano necesita estar informado en profundidad sobre riesgos y oportunidades que
puedan afectar sus posibilidades de exportación, como lo muestran los tractorazos
europeos. Ya no basta con información superficial o contar con un plan con algunas
acciones de sustentabilidad. La región posee activos ambientales, capital humano y
condiciones para la innovación y desarrollo que deben ser cabalmente conocidos por todas
las partes interesadas para poder negociar en condiciones justas con miras a un futuro
común que permita, sin comprometer la satisfacción de las necesidades de las
generaciones futuras, garantizar el bienestar y satisfacer las necesidades del presente de
Latinoamérica.
*La autora es consultora experta en Desarrollo Sustentable y Cadenas de Suministro en
Business & Sustainability
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