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La UE solo comprará soja y carne libres
de deforestación y se encienden las alarmas: ¿qué dicen los europeos?
Kitty Vaquero
clarin.com
Los consumidores y los países compradores de productos agroindustriales
demandan, cada vez más, garantías de que los mismos han sido obtenidos de manera
sostenible y cuidando el ambiente. En este contexto, se establecen normas para el comercio
internacional cada vez más exigentes. Una de ellas es el nuevo Reglamento de la Unión
Europea sobre productos libres de deforestación (EUDR por sus siglas en inglés) que
entró en vigencia el 29 de junio de este año, y dispone la prohibición de ingreso a su
territorio de una serie de productos provenientes de zonas que hayan sido deforestadas
después del 31 de diciembre de 2020.
Esa limitación es de gran relevancia para Argentina ya que alcanza a la soja y a la carne
bovina, principales productos exportables nacionales. Según datos de la Bolsa de Comercio
de Rosario (BCR), en 2022 el 12% de las carnes y los cueros bovinos, y el 20% de la harina
de soja argentinos se vendió a a la Unión Europea (UE). Por eso, muchos actores del agro
local a ya han pronunciado señales de alerta y rechazo a la regulación, manifestando
dudas en cuanto a su implementación, sistemas de inspección y localización, modo de
clasificación de riesgo de países, entre otros puntos.
La reglamentación entrará en vigencia el 30 de diciembre de 2024 y habrá un período de
adaptación de seis meses para las micro, pequeñas y medianas empresas europeas, ya que
para ellas, la fecha de inicio de aplicación será el 30 de mayo de 2025 en el caso que
dichos operadores quieran colocar productos en el bloque.
La normativa busca minimizar el riesgo de uso de productos que sean fuente de
deforestación en general, es decir, no se aceptarán productos que provengan de zonas
sometidas a deforestación ilegal ni legal. "En el caso de Argentina, hay una ley que
regula la disminución de la superficie de bosques nativos, pero no se la
admitiría", advirtió la BCR.
La FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU) sostiene que
en los últimos 30 años tuvo lugar una deforestación equivalente a 420 millones de
hectáreas de bosques. Son datos bastante impactantes porque es un área prácticamente
equivalente a la de la Unión Europea, remarcó el licenciado Enrico Prezio, primer
secretario en la Sección Económica y Comercial de la Delegación Unión Europea en el
2° Congreso Federal Ganadero organizado por el Rosgan en Rosario. Y señaló que
según distintos organismos internacionales, una buena parte de esta deforestación,
en los últimos años, es debida a la expansión de la tierra agrícola.
Por eso, explicó Prezio, a partir de la COP (Conferencia de las Partes de Naciones Unidas
sobre el Cambio Climático, donde se reúnen los 196 países más la UE) de 2019, en la
que se llamó a intensificar la actuación de la UE para proteger y restaurar los bosques
del mundo, se ha puesto en marcha un amplio conjunto de políticas y legislaciones que se
están aprobando a nivel internacional.
En el caso de la nueva reglamentación europea, el primer objetivo específico está
vinculado con la producción interna de la UE ya que la prohibición de introducir en su
mercado productos provenientes de tierras deforestadas se aplica también a empresas del
bloque, subrayó el licenciado. Asimismo, para ellas, existe una prohibición de
exportar desde Europa productos que se originen en tierras deforestadas.
El otro objetivo específico está relacionado con la prohibición de las exportaciones de
productos obtenidos en áreas deforestadas de terceros países hacia la UE. Sin este
segundo objetivo, claramente se habrían generado incentivos a desplazar producciones que
ahora se hacen en Europa fuera de ella para escapar a la prohibición, indicó el
funcionario.
Un requisito de la norma es que los operadores y traders que quieran colocar los productos
en el mercado europeo, deberán implementar sistemas de debida diligencia. "El
sistema debe asegurar que la empresa lleve los datos del producto relacionados con el
origen de su producción; esto es, las coordenadas de geolocalización de los lotes de
donde proviene, que también es obligatoria para cada establecimiento ganadero, incluyendo
cría, invernada, feedlots y plantas de faenamiento", detalló la BCR.
De acuerdo con Prezio, la reglamentación europea no prevé una certificación pero exige
una declaración donde el importador tiene que asegurar que los productos que está
ingresando son libres de deforestación, y esta diligencia debida se basa en criterios
definidos a nivel internacional. Las principales obligaciones se aplicarán a todos
aquellos agentes y comercializadores que no sean pequeñas y medianas empresas, y el
elemento probatorio más importante para determinar que el producto no llega de campos
deforestados es una estricta trazabilidad del producto.
Una herramienta que va a ser muy importante, claramente, es la geolocalización que
puede vincular la producción de un producto a una parcela de terreno específico.
También, por el proceso de debida diligencia, el producto tiene que ser legal en base a
la legislación vigente en el país de origen, mencionó el secretario.
Dentro de los productos alcanzados por la legislación se incluyen aquellos que, de
acuerdo con criterios internacionales, se estima que contribuyen más a la deforestación
a nivel global. Entre ellos figuran el aceite de palma, la soja, la madera, el ganado
bovino, el cacao, el café, el caucho y también varios derivados como el chocolate, los
muebles, los neumáticos, por ejemplo.
En la misma norma de la UE está prevista su revisión. La primera de ellas debe
realizarse a mediados de 2024 y posteriormente, vendrán otras. En esa fase se puede
cambiar la cobertura de productos, se pueden incluir nuevos productos, pero también
cambiar algunas definiciones como áreas forestales o incluir otras áreas de bosque, por
ejemplo, que al momento no están cubiertas para la reglamentación, explicó
Prezio.
Según afirmó el licenciado, los países van a ser evaluados en base a criterios
científicos y objetivos, reconocidos a nivel internacional, teniendo en cuenta cuestiones
como la velocidad a la cual se expande la agricultura, el nivel de deforestación que se
ha registrado en los años pasados, las políticas y los acuerdos internacionales vigentes
que puedan contemplar como meta la reducción de la deforestación en cada territorio,
entre otros. Luego, de acuerdo con la categoría en la que quede ubicado cada país, las
obligaciones específicas establecidas por la norma, podrían sufrir modificaciones.
Las reglas de debida diligencia se aplican a todos, todos estarán obligados a
presentar las informaciones, pero si se determina que hay un riesgo de deforestación en
algunos productores, a esos se le pedirán los análisis de riesgo y de cómo
mitigarlos, detalló.
Otro elemento que puede llegar a cambiar es el nivel mínimo de inspecciones que van a ser
efectuadas por las autoridades de los Estados miembro de la UE: Se tomará un nivel
de 9% de inspecciones para los países considerados de riesgo alto y de 1% para los
países de riesgo bajo, precisó el funcionario.
En Argentina, las producciones más impactadas por la reglamentación son la carne bovina
y la soja. La herramienta que más utilizamos más en Argentina para cooperar con
este reglamento es el programa AL-INVEST, que es el programa de cooperación de la UE con
Latinoamérica. Y en particular, como estamos en la provincia de Santa Fe, quería
destacar la iniciativa que se está llevando adelante en el marco de este programa para
promover la sostenibilidad de la cadena de valor de la carne vacuna, con la cual estamos
trabajando junto con el Ministerio de Producción de la provincia y también con el
Ministerio de Medio Ambiente, destacó Prezio.
Actualmente, la UE está llevando adelante actividades de difusión y comunicación en
todos los países. Sin embargo, desde distintos sectores productivos extranjeros, ya se ha
manifestado la desconfianza y el rechazo a la norma.
El reglamento desde el punto de vista de la Unión Europea tiene el objetivo de
tomar la responsabilidad como productor y como consumidor, y cumplir con objetivos que
todos los países han tomado a nivel internacional para el desarrollo sostenible en el
acuerdo de París, de los cuales también Argentina es parte. Sin el reglamento estimamos
que habría un riesgo de que la demanda de productos vinculados a la deforestación
continúe alimentando la oferta, argumentó el secretario.
La normativa de la UE se inscribe en un mundo que avanza hacia la trazabilidad de las
cadenas de valor y el cuidado del ambiente. La deforestación está en la agenda de
Estados Unidos, China, Brasil, el Reino Unido, Indonesia y Malasia, entre otros países
relevantes en el comercio internacional.
En conjunto, estos destinos representan el 72% de las exportaciones de carnes y cueros
bovinos, el 36% de las de harina de soja y el 88% de las de poroto de soja. "Esta
normativa de deforestación debe ser muy tenida en cuenta, no sólo por lo que
representará exportar a la UE a partir de 2025, sino por su efecto como referente sobre
más socios comerciales de la Argentina", advirtió la BCR.
Por su parte, al cierre de su presentación, para que no queden dudas, Prezio, subrayó:
Todo lo relativo a la reglamentación se asienta en una base científica y
metodológica que se puede controlar porque todo está publicado online, con completa
transparencia, y repito, es un reglamento que se aplica a las entidades europeas como a
las de terceros países. No hay discriminación entre productores europeos y productores
de países terceros porque las mismas obligaciones se aplican a ambos productores.



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