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Europa exigirá soja libre
de deforestación: ¿Cuánto podríamos perder y cuánto sale adaptarse?
Santiago E. Zagaglia / SLT-Fauba.
lacapital.com.ar
La soja es la principal fuente de divisas de la Argentina, pero también es el
cultivo que causa más desmonte. La Unión Europea, que nos compra más del 20% de
nuestras exportaciones, a partir de diciembre de este año dejará de importar soja si
proviene de lotes deforestados desde 2021. ¿Cuál es el costo de adaptarse al nuevo
contexto? Un estudio de la Fauba determinó que los costos adicionales a los exportadores
son bajos y oscilan entre 1,28 y 4,20 u$s/tonelada. Podría representar un beneficio para
los productores. Afirman que estamos preparados para responder a estas exigencias y que
podemos abrir nuevos mercados.
La cadena de la soja es la que genera el mayor valor agregado a la economía
argentina. De los 50 millones de toneladas que producimos por año, el 80% se
industrializa como harina, aceite y biodiesel. La mayor parte de esto se exporta, y del
total exportado, el 20% corresponde a la Unión Europea, dijo Silvina Dal Pont,
docente de Economía General en la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA).
Sin embargo, a partir de diciembre de 2025, la UE dejará de importar soja cultivada en
campos deforestados desde el 2021. La comisión europea nos calificó como país con
riesgo de deforestación estándar o medio. Por eso tenemos que cumplir con
las disposiciones del nuevo reglamento. De no hacerlo, podríamos perder un mercado de
4.000 millones de dólares anuales, advirtió Silvina.
¿Podemos adaptarnos a las nuevas exigencias de la UE? La docente afirmó que es posible.
Las empresas exportadoras deberían demostrar el origen libre de deforestación de
su producción de soja. Para eso, tendrían que contratar servicios que lo comprueben,
incluyendo imágenes satelitales, auditorías externas, o nuevas infraestructuras,
comentó Dal Pont a SLT.
De acuerdo con sus cálculos, el costo que afrontarán los exportadores para adaptarse
rondaría entre 1,28 y 4,20 u$s/tonelada de soja. Son valores muy bajos en relación
con el precio internacional de esta materia prima, que está en torno a los 400
dólares, destacó la docente. Los resultados están publicados en la revista
científica Agronomía y Ambiente.
Un desafío, tres caminos para la soja argentina
Los costos varían según dos factores: si los exportadores actúan de forma
individual o colectiva, y del volumen de soja que certifiquen como libre de
deforestación. Analizamos tres escenarios que combinan estas variables, señaló
Ulises Martínez Ortiz, también docente de Economía General.
En el primero, cada exportador actúa solo y adapta su estructura para que el 100% de la
soja pase a ser libre de deforestación, más allá del destino de la mercadería. Para
esto, asume los gastos adicionales de control y monitoreo ambiental, que ascienden a 4,20
u$s/tonelada.
En el segundo, cada uno compra soja de modo convencional para algunos mercados y, por
separado, soja libre de deforestación solo para los envíos a Europa. Este costo
adicional por segregar la mercadería es algo menor que el anterior: 3,55
u$s/tonelada.
El último escenario plantea que los exportadores actúan en conjunto como ya ocurre
a través de la plataforma VISEC y comercializan el 100% de la soja libre de
deforestación, sin importar el destino. En ese caso, el costo adicional de
infraestructura y trazabilidad es 1,28 u$s/tonelada. Aunque este es el óptimo, el
costo en cualquier escenario resulta bajo respecto del precio de exportación,
sostuvo el docente.
Adaptación conjunta
¿Y los productores? Los docentes subrayaron que, si los exportadores se adaptan al nuevo
contexto, los productores de soja libre de deforestación podrían recibir por lo menos
0,75 u$s/tonelada. Solo considerando las exportaciones a Europa, este sector podría
obtener más de u$s5 millones extra cada año.
Para Martínez Ortiz, el agro argentino ya demostró su capacidad de adaptación.
Desde 2008 cumplimos con exigencias similares en el mercado de biodiesel. Los
exportadores le pagan a los productores una prima por sus productos libres de
deforestación.
La tendencia es global. Estados Unidos, China y el Reino Unido discuten políticas
similares. Además de la soja, se aplicarán a otros productos: la carne bovina, la madera
y la pulpa tendrán la misma exigencia. Lejos de ser una barrera, son oportunidades para
que todo el agro de la Argentina se posicione en mercados diferenciados y más
demandantes, concluyó Martínez Ortiz.


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